Título original: The Woman in the Window
Dirección: Fritz Lang
Gión: Nunnally Johnson (basada en la novela de J.H. Wallis)
Fecha de estreno: 3 de Noviembre de 1944
Nacionalidad: Estados Unidos
Reparto: Edward G. Robinson – Joan Bennett – Raymond Massey
Producción: Nunnally Johnsosn
Música: Arthur Lange
Fotografía: Miltos Krasner
Edioción: Gene Foeler Jr. – Marjorie Johnson
Nada es lo que parece pero todo empieza como termina.
Como todo arte es hijo de su tiempo, esta película de 1944, es muy psicoanalista: ¡el protagonista es profesor de psicología! Además, termina con un sueño que incluye esa perfecta mezcla de realidad y fantasía que todo sueño tiene y sugiere una suerte de nuevo comienzo. Pero no es exactamente un empezar de nuevo, sino que podría ser incluso lo contrario, él aprendió (en su sueño) la lección y aparentemente no volverá a cometer las mismas acciones erróneas que lo llevaron sin querer a ser el culpable de un crimen. Pero si no fuera un sueño, ¿sería esta misma su reacción frete a la “simple” Y “desinteresada” petición de “fuego” de una mujer? De esta manera queda plasmada esa cuestión cíclica en la que todo vuelve a suceder y también queda marcado un final resuelto pero no completamente. Es curioso que si miramos el final de manera superficial o desprevenida, nos parece un pequeño gag, y sin embargo es mucho más que eso. Esta clase de cosas son las que hablan del director que está detrás del proyecto, quien sabía y quiso que así fueran las dobles interpretaciones de las escenas. ¡Es, simplemente, un genio!
No parecía posible que un profesor sea capaz de cometer un crimen, y sin embargo lo hizo, pero… ¿le quedaba otra alternativa? No parecía posible que “la mujer del cuadro” fuera capaz de sobornar, y sin embargo lo hizo, pero… ¿le quedaba otra alternativa? Nada es lo que parece pero es lo esperable, lo previsible y aún así uno mira la película atrapado por un suspenso increíble. Una vez más se ve el trazo del director.
Reflexionando sobre la figura femenina (tan importante en este género) la película muestra dos ejemplos: la madre de familia
que es bastante independiente porque al comienzo de la película vemos cómo se despide de su marido y pasará, así, días sin la presencia de éste; pero sabemos (presuponemos) también que sus decisiones son tomadas en conjunto con su marido. Y se muestra el perfil femenino opuesto: la que manipula por completo a ese mismo hombre.
Los clásicos claroscuros del policial negro están presentes como no podría ser de otro modo, las escenas nocturnas predominan, pero hay un manejo pícaro de ésto, por ejemplo: el profesor generalmente aparece entre la oscuridad, pero Alice no, y sin embargo es también responsable del homicidio y quizás la causa directa y última de éste, tentando al hombre con algo tan humano como una relación de pareja. Y no cualquier relación de pareja, una “prohibida” cuya adrenalina generará más y más deseos de concretarla (una vez más Freud dice presente). Esa misma adrenalina se producirá en el espectador al no saber qué depara el futuro del film, que constantemente nos invita a preguntarnos: ¿realmente sabrán o no quién cometió el crimen? ¿Cómo percibirán los investigadores los comentarios y actitudes (por ejemplo cuando suda, se descompone y no quiere investigar con ellos) del Profesor Wanley?
Atreviéndome a producir un diálogo entre películas del mismo género, observo diferencias entre ésta y otras ya que aquí no se utilizaron flash backs, voces en off y relatos que describen lo que va ocurriendo, lo que se da, por ejemplo, en Double Indemnity y Sunset Boulevard de Billy Wilder. Además, en las películas mencionadas lo que mantiene el suspenso es el “cómo ocurrió” la muerte, las causas que derivan en ella remontándose así al pasado. Sin embargo, en La Mujer del Cuadro, la historia pasa por “qué ocurre” paso a paso en el presente a partir de la muerte y no en lo que pasó con anterioridad.
Double Indemnity
Sunset Boulevard.
The Woman in the Window, posee miles de detalles con un sentido más que el literal, pero así es Lang, así es el policial negro y así es el cine mismo, y justamente aquí radica su encanto.
Fiorela M. Calabrese
Trailer:
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